Fundada en 1824, la Fábrica de Porcelana de Vista Alegre fue la primera unidad industrial dedicada a la producción de la porcelana en Portugal. Para la fundación y éxito de este arriesgado emprendimiento industrial fue determinante el espíritu de persistencia de su fundador, José Ferreira Pinto Basto. Figura destacada en la sociedad portuguesa del siglo XIX, propietario agrícola, comerciante audaz, incorporó sabiamente el ideal liberal del siglo, habiéndose convertido “en el primer ejemplo de libre iniciativa” en Portugal.
Comenzó por adquirir, en 1812, la Quinta (Finca) da Ermida, cerca del pueblo de Ílhavo y al borde de la Ría de Aveiro. En 1816 compró, en subasta pública, la Capilla de Vista Alegre y terrenos circundantes, habiendo así instalado la Fábrica de Vista Alegre.
En 1824, José Ferreira Pinto Basto presentó una petición al Rey D. João VI para “construir para establecimiento de todos sus hijos, con igual interés, una gran fábrica de loza, porcelana, vidriería y procesos químicos en su Quinta (Finca) llamada da Vista-Alegre da Ermida”.
En Licencia o Edicto Real de 1 de Julio de 1824 D. João VI autorizó el establecimiento de la Fábrica de Porcelana de Vista Alegre. Apenas cinco años después, Vista Alegre recibió el título de Real Fábrica, un reconocimiento por su arte y éxito industrial.
Los primeros periodos de trabajo comenzaron con la producción del vidrio y la cerámica “pó de pedra”- “polvo de piedra”, frente al desconocimiento de la composición de la pasta de porcelana. La producción de vidrio fue de gran calidad, destacándose las piezas con relieves y ornamentos pulidos y grabados, así como los delicados trabajos de incrustación de medallones. En 1880 Vista Alegre cesó la producción de vidrio, habiéndose dedicado exclusivamente a la fabricación de porcelana.
En el sentido de superar las dificultades en lo que se refiere a la producción de porcelana, Augusto Ferreira Pinto Basto, hijo del fundador, realizó una visita técnica a la fábrica francesa de Sèvres. Allí estudió la composición de la pasta y obtuvo aclaraciones que se revelaron fundamentales para el descubrimiento en 1832 de abundantes yacimientos de caolín al norte de Ílhavo.
Con la producción regular de porcelana entre 1832 y 1840 se verificaron importantes mejorías en la calidad de las pastas y vidriados, habiéndose la producción beneficiado igualmente de significativos progresos tecnológicos. También la apuesta, durante las primeras décadas de trabajo, en la contratación de maestros extranjeros con experiencia en la producción cerámica fue determinante para la formación de una mano-de-obra local altamente especializada en la producción de porcelana.
En 1851, Vista Alegre participó en la Exposición Universal organizada en el Crystal Palace, en Londres, y en 1867 recibió reconocimiento internacional en la exposición Universal de Paris.
En 1852, D. Fernando II visitó la Fábrica de Vista Alegre, habiendo sido producida una vajilla completa para la casa real.
En los años siguientes se comprobó un periodo de mayor desarrollo industrial. El estilo se simplificó, adquiriendo un tono romántico y lírico, y se introdujeron técnicas mecánicas de decoración. Sin embargo, las dificultades sentidas en la transición del siglo marcaron el comienzo de un periodo de decadencia en la empresa. La crisis social y política que atravesaba el país, agravada por una deficiente gestión comercial y desorientación artística, son algunos de los factores que, en su conjunto, ayudan a comprender las dificultades sentidas, dificultades esas que se prolongarán hasta principios del siglo XX.
En 1924, con el nombramiento de João Theodoro Ferreira Pinto Basto como Administrador-Delegado, se inició un periodo de resurgimiento, Además del crecimiento y renovación en el área industrial, también a nivel creativo se comprobó una fuerte revitalización. Estilos modernistas como el Art Deco o el Funcionalismo revelaron la capacidad de adaptación de la empresa a los cambios sociales y estéticos de principios de siglo.
Este trayecto de éxito se consolidará en las décadas siguientes del siglo XX. Profundas reestructuraciones industriales permitieron a la empresa que rentabilizase la producción, convirtiendo en más eficaz su capacidad de respuesta frente al aumento del consumo y globalización de los mercados. Por otro lado, el mantenimiento de un área de manufactura, altamente especializada, centrada en el saber-hacer de los trabajadores y en las tradiciones centenarias de la empresa, permitió a la Fábrica ocupar un lugar de privilegio entre las grandes manufacturas europeas.
Entre 1947 y 1968, el aumento de las exportaciones, la modificación de las instalaciones de fabricación, la atención dada a la formación de personal fijo técnico especializado y la cooperación con homólogos europeos, fomentaron un fuerte desarrollo técnico e industrial, haciendo posible el alargamiento de la oferta en los mercados.
Fue instaurada la tradición de piezas únicas, con el servicio producido para Su Majestad Isabel II, Reina de Inglaterra, y se multiplicaron las colaboraciones con artistas contemporáneos.
En 1964 fue inaugurado el Museo de Vista Alegre, exponiendo al público piezas representativas de largo y rico camino recorrido.
En 1985 fue inaugurado el Centro de Arte y Desarrollo de la Empresa (CADE), con el objetivo de fomentar la creación de nuevos modelos y decoraciones, así como promocionar la formación en las áreas de la pintura y escultura.
En 1985 fue también creado el Club de Coleccionadores, en la época limitado a 2.500 socios, que refleja la importancia de Vista Alegre en el mercado del arte.
Se realizaron, a finales de la década de los 80, importantes exposiciones internacionales en locales como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York o el Pallazo Reale en Milán, contribuciones decisivas para la divulgación e internacionalización de la marca Vista Alegre.
En 1997 se concretiza la fusión con el grupo cerámico Cerexport, que originó casi la duplicación del volumen de negocios de Vista Alegre, concretamente en los mercados internacionales.
En Mayo del 2001 se realiza la fusión del Grupo Vista Alegre con el grupo Atlantis, formando el mayor grupo nacional de tableware (juego de vajilla) y el sexto mayor del mundo en ese sector, el Grupo Vista Alegre (GVAA), cruzándose nuevamente el vidrio, y ahora también el cristal, con la historia de la empresa.
El holding resultante actúa en áreas tan diversas como la porcelana de mesa, decorativa y de hotel, loza de barro, loza de horno, cristal, vidrio manual y cadenas minoristas y distribución.
En el 2009, el GVAA pasó a integrar el portafolio de marcas del Grupo Visabeira, tras la oferta pública lanzada con éxito sobre las acciones representativas del capital social de la empresa.
Más que un espacio fabril, Vista Alegre es hoy un conjunto arquitectónico de innegable interés, archivo de memorias sociales y artísticas fundamentales para la construcción de una identidad nacional.
Historia
Las primeras piezas de cristal Atlantis nacieron en el pueblo de Alcobaça en 1972, en la fábrica entonces denominada Crisal – Cristales de Alcobaça, que, continuando con el viejo arte portugués del trabajador en vidrio, ya se distinguía en la producción de uno de los mejores cristales al plomo de fabricación manual en todo el mundo.
La fábrica de Alcobaça, que desde 1944 se dedicaba a la producción de candelabros y vidrio doméstico, fue adaptada, a comienzos de la década de los 70, para la producción de cristal al plomo superior. Todas las etapas de producción continuaron, sin embargo, a ser desarrolladas manualmente, preservando el saber milenario de los artesanos y recurriendo al molde y a la caña de soplar.
La calidad de los cristales Atlantis alteró profundamente la percepción de los consumidores, que comenzaron progresivamente a valorar el cristal nacional. Las piezas producidas en Alcobaça pasaron a merecer confianza y la preferencia de los portugueses y del mercado internacional, representando la exportación, en 1974, entre el 50% y el 75% de la facturación, con especial énfasis para el mercado norte-americano.
El éxito alcanzado en el mercado norte-americano abre las puertas a otros mercados. Con 500 trabajadores y una incrementada capacidad productiva, Atlantis extiende a partir de ahí su oferta a cerca de 20 países, logrando una notoriedad a escala mundial.
En 1985, y de manera a adaptarse a una cada vez mayor exigencia en cantidad y calidad de productos, Atlantis construye una nueva fábrica en el Casal da Areia, Municipio de Alcobaça.
En el siglo XXI, marcado por la fusión con el Grupo Vista Alegre en el 2001, determinante para dinamizar su alcance empresarial, Atlantis continua estando presente en los principales mercados internacionales, reconocida unánimemente como fabricante de uno de los más puros cristales del mundo, fundiendo saberes ancestrales con el mejor diseño contemporáneo.
Marca líder indiscutible en su sector en Portugal, Atlantis, parte integrante del Grupo Vista Alegre, continua apostando en una estrategia de expansión, ya sea a nivel de mercados, ya sea a nivel de públicos.